Implementación del Proyecto 6/6
¡Buenas tardes a tod@s!
Hoy voy a hacer otra vez una entrada un poco diferente. No hablaremos de ninguna actividad específica del proyecto de intervención, sino de uno de esos momentos de disfrute y juego libre que tenemos durante las sesiones. Estos instantes también son muy importantes, ya que permiten a los niños liberar energía, divertirse y, de forma natural, trabajar habilidades sociales y de motricidad.
Si hay una actividad que les encanta y les llena de alegría, sin duda es saltar en la colchoneta. Desde el primer momento en que suben, las risas no se hacen esperar. Se ríen a carcajadas mientras intentan saltar cada vez más alto, disfrutando de la sensación de rebote y la emoción de caer sobre la superficie blandita. Es un momento que transmite pura felicidad, es muy gratificante verles tan contentos.
Aunque en general saltan de forma individual, a veces empiezan a imitarse unos a otros. Si uno hace un salto grande, los demás intentan hacer lo mismo. Este juego de imitación es una forma natural de interacción social, donde aprenden unos de otros y comparten un objetivo común: pasarlo bien.
Una de las anécdotas más divertidas es cuando la alumna S decide darle un «toque extra» a la actividad. Suele coger bolas de la piscina de bolas y las mete en la colchoneta. Cuando todos empiezan a saltar, las bolas rebotan con ellos, y la escena se convierte en una especie de «tormenta de colores en movimiento». Es muy divertido ver cómo se ríen al ver las bolas saltar de un lado a otro, ¡parecen hipnotizados! Esta pequeña variación de la actividad surge de forma espontánea, pero añade un componente sensorial muy interesante que capta la atención de todos los niños.
Aunque este tiempo de juego es muy positivo y necesario, también requiere atención constante por nuestra parte. Uno de los niños, que es más mayor y tiene más fuerza, suele saltar con tanta energía que a veces desplaza al resto de compañeros de un lado a otro de la colchoneta. Por eso, estamos muy pendientes de que todos jueguen de forma segura y que ninguno se sienta incómodo o asustado. La seguridad es clave para que el momento de disfrute no se convierta en un susto.
Reflexiones finales
Estos ratos de juego libre son mucho más que un momento de «descanso» entre actividades estructuradas. A través de ellos, los niños aprenden a observar, imitar, respetar el espacio de los demás y gestionar sus propias emociones (sobre todo la emoción de la euforia que les produce saltar sin parar). Para mí, es un recordatorio de lo importante que es dejarles ser niños: reír, saltar, jugar y experimentar el mundo desde su propia perspectiva.
A veces, la enseñanza más valiosa no está en los objetivos que marcamos previamente, sino en estos pequeños momentos de alegría compartida.
¡En unos días volvemos con más entradas en el blog, esto no acaba aquí!
Un saludo,
Noelia